ENFERMITAS

No creo que deba escribir esta entrada. Después de una semana de ejercer como enfermera a tiempo casi completo, estoy agotada, y una vez más me reafirmo en el pánico que siento cada vez que las morronguitas se ponen malas. Si antes dormía poco, ahora casi no duermo, el viernes,para rematar, una hora y media, pero no seguida, sino en dos intervalos de cuarenta minutos mas o menos.
Toda las noches alguna se despierta y llora, cuando no es Julia, es Patricia, y sinceramente, espero que no se pongan de acuerdo las dos, porque entonces no podré con las dos.
Quieren bracitos, mimos, arrumacos... en fin lo que todos queremos cuando no nos encontramos muy allá.
Ahora están dormiditas en la silla de paseo, que junto con "Pocoyo" y "Brainy baby" se han convertido en un aliado para tranquilizarlas, cuando uno ya no puede sostenerlas en brazos.
Los abuelos, nos visitan, nos acompañan al médico, se desesperan cuando las ven tristes, las oyen toser. Nos dan consejos, hasta enloquecernos. ¡Ay! ¡qué dura es las vida de los primerizos!.
Siguen pálidas pero sonríen, ya quieren jugar, no lloran tanto. Patricia pone morritos, para que la bese, Julia me sonríe esperando recibir su parte.
Ahora me pican la garganta y el pecho, me duele la cabeza. Me han pegado su catarro y su laringitis. Espero no necesitar otra semana para recuperarme.
Voy a quejarme un poco que a mi siempre me alivia: ¡AYYYYYY!¡AYYYYY!. Me sigue doliendo todo, pero estoy más a gusto
(perdón por las tildes que faltan, pero el teclado se ha vuelto loco y lo estoy solucionando como puedo)

EL OTRO MAMMA


Julia, quiere decir algo. Mira una foto donde estoy vestida de novia; peinada, guapetona, sin ojeras... Julia dice:"Mamma", alza los ojos hacia mi, vuelve a ojear la foto y repite:"Mamma". ¡Que lista, que guapa, que maravilla de criatura!. Después le enseñamos una foto de mi marido, la toca, lo mira sonríe y sin pensárselo dos veces dice con voz grave (todo lo grave que puede ponerla un bebé de 10 meses): "Mamma""ma". Acaricia a su padre, a la foto, y por mucho que le repetimos que no es mama, ella insiste, se planta y repite una y otra vez "Mamma".

No me extraña, y a él le encanta. Repetimos la gracia unas cincuenta veces, hasta que la niña nos ignora y decide no llamarnos a ninguno de los dos. "Pesados, que sois unos pesados".

Hoy en día ya hay muchos padres que cambian pañales, dan biberones, papillas, fruta, ponen ropita, van a las actividades con los bebés, los duermen por la noche. Padres que se implican, que no quieren ser una figura alejada de sus niños, y a los que les duele pasar el día trabajando, aunque no les queda otra que aplicarse a ello. Es evidente que la mayor parte de la responsabilidad continúa recayendo sobre nosotras, sin embargo, la implicación de muchos hombres va en aumento. Desde aquí, un besote muy gordo para todos ellos. No creo que debamos agradecéroslo porque sería tanto como consideraros unos extraños, ajenos a vuestros propios hijos, ¡Vivan los otros mammas! ¡Disfrutad a nuestros niños, que el tiempo se va volando!

Un beso más gordo y cariñoso para Segundo, el otro mamma de Julia y Patricia

ZZZZZZZZZZZZZZZZ



Me muero de sueño, hace más de un mes que no dormizzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz

eh?, sí, sí, que no pegamos ojo más de dos horas seguidas. Para rematar el asunto me ha llegado una revista esta mañana, donde cinco abogadas son madres de familia y triunfadoras en la vida. ¿ Su secreto? El trabajo duro, por lo visto no renuncian a nada, solo necesitan la comprensión de sus parejas... todavía me estoy descojonando. En fin, que maravilloso debe ser eso de ser una supermujer. Voy a echar una cabezadita zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz

DIENTES, DIENTES


Ya lo dijo esa tonadillera, que todos los días vemos hasta en la sopa (de tomate), "Dientes, dientes, que es lo que les jode". Si bien "La Pantoja" se refería a los periodistas que insisten en mostrarnos hasta los últimos detalles de su vida (nos interese o no), hay otro grupo de afectados por los dientes: Los padres. Porque con la excusa de los dientes, comemos lo que nos apetece, lloramos lo que nos da la gana, nos dormimos y nos despertamos sin cesar, y quien tiene la culpa de que llevemos casi un mes dando toda la guerra que queramos... pues sí, los dientes.

Para ser sinceros, hay que reconocer que esos dos dentecillos que nos han crecido en la parte inferior de la encía, son monísimos, y causan admiración, en los abuelos, tíos, primos, que se enternecen cada vez que mostramos nuestra incipiente dentadura. "¡Ay, que linda!" "¡Mira, mira que chiquininos son!", "Los enseña cuando se ríe, ¡Que graciosa"... Pero mamá dice que también los enseñamos cuando lloramos, !y cómo lloramos!, si parece que nos han instalado un altavoz en los pulmones.

Los papás nos miran, perplejos, acojonadinos, no saben que hacernos. Sí, tenía razón la Pantoja, los dientes joden; a nosotras por que nos duele, y a los padres, porque les encanta quejarse.

Besitos con dientes incluidos, desde la sillita de paseo:
Julia y Patricia